jueves, 22 de diciembre de 2011

Capítulo 8º



 1985

Éste fue el año de Los carreros de La Alianza, una chirigota que todo el mundo recuerda con cariño porque a todo el mundo le gustó mucho.
De esa chirigota recuerdo que ensayaba en un garaje detrás de Isecotel y yo iba mucho a verla ensayar. Sobre todo, los viernes; porque los demás días yo tenía que ir al colegio y me tenía que levantar temprano.
Ya aquí no salían ni el Polín ni el Chamorro ni el Padilla ni José M. Jurado. Que fueron los que entraron para Los llaveros solitarios. De esos se quedaron el Kike y el Manolete y volvieron todos los antiguos menos Bambi, que sólo salió en Los cegatos con botas.
Los primeros que volvieron fue cuando fueron a Televisión Española, al programa Gente Joven que ya ahí no iba el Polín ni Chamorro; pero estaba Gonzalo, que ya no iba con la comparsa.
Cuando vinieron de Madrid contaron muchas anécdotas; una de ellas es que hacía mucho frío y que en los jardines de TVE había un lago chiquitito que estaba helado y se veían por debajo los pescaítos de colores. Y decían que fueron allí porque Juanín había comprado champán porque era su cumpleaños; y que después de tomarse el champán, a Gonzalo le tiraban una moneda al centro del lago y él corría por encima del hielo como si fuera patinando y la cogía una vez y otra vez; hasta que una de las veces se rompió el hielo y hubo que sacar a Gonzalo del agua to arrecío.

El año anterior, con Los llaveros…  yo había conocido a los hijos de Manolete: Iván, Manolete y Estéban; y a su mujer, Carmela. Y a los de Manolo Rocha: Guillermo y Nacho; y su mujer, Rosi. Así que ya eran amigos míos y los invitaba a mis cumpleaños y a los de Altea.

Así era el tipo, porque representaba a unos obreros que trabajaban en una fábrica de sifones y gaseosas que había en Cádiz que se llamaba La Alianza y ellos la repartían en un carro de mulo.


Los carreros de La Alianza

El repertorio decía todo el mundo que era muy bueno; y la gente se reía mucho con los cuplés; y aunque el popurrí era muy largo, a todo el mundo le gustaba.

En el Concurso los premios de chirigotas fueron así:

  1º.   Los brutos secos (de Paco Campos y Juan Rivero)
  2º.   Los carreros de La Alianza
        3º.   Los Supermantas (de San Fernando)

Ese año sólo había tres premios.

Algunos de los pasodobles que escribió mi padre ese año eran éstos:


Pasodoble 1

Luciendo nuevo tipo y nuevas letras
hoy me incorporo al Carnaval.
Después de vender tantas papeletas
no hubo más perras pa otro disfraz.
Por eso represento a un personaje
que en nuestra vida era habitual
con su carro, su látigo y su mulo;
dos remiendos en el culo
y pasando “las morás”.
Y aquí me tienes pueblo de mi vía
con la caja, el bombo y algunos colegas.
para llenar tus calles de alegría
repartiendo risa y cobrando en botellas.
recorreré las calles andandito
porque me he quedao sin el carruaje:
el carro lo he entregao en la financiera
lo han valorao de entrada pa un camión.
El mulo no lo quiso mi “costera”
y lo he vendío por carne de ternera
y allí está colgao en el Regulador.[1]


Esta crónica la escribió Oscar Lobato en Diario 16. Y yo la tengo guardada.




 Pasodoble 2

A pesar de que todo esté tan negro
siempre hay un hueco y una ocasión
para sacar lo que se lleva dentro
y convertirlo todo en canción.

Por eso a mí tu fiesta me envenena
y el tiempo no me quita la ilusión.
Yo me dejo llevar por tus influjos
y aunque no traigo lujos
te traigo mi pasión.

Vestido vengo de chirigotero
con un repertorio sin penas ni quejas
para decir cantando que te quiero
sin que eso te suene como canción vieja.

Prefiero que me tachen de pedante
a sentirme preso de la hipocresía;
mi cariño no acaba con febrero,
no se termina con el Carnaval.
Por eso, cuando digo que te quiero,
espero que me tomes por sincero:
yo quiero a mi gente y quiero a mi ciudad.







                                  



          

 Pasodoble 3

Un cumpleaños siempre es algo bello
si se valora lo que es vivir
aunque a la mente acuda algún destello
de lo que falta por conseguir.

Cada año que cumplimos, nos prepara
para un nuevo capricho del azar
y hasta nos preguntamos doloridos
si algo hemos conseguido
para la humanidad.
Setenta y cinco años se cumplieron
del más gaditano del Faro a la playa;
setenta y cinco llamas las que ardieron
en honor y gloria del teatro Falla.

Tú sí cumpliste todos tus proyectos
y nunca fallaste a los comparsistas.
Remozarán tu cuerpo casi humano,
tu gallinero resucitarán
y volverá a sentirse el gaditano
como en los brazos tiernos de un hermano
te deseo que cumplas muchísimos más.







 Pasodoble 4

Todos tenemos derecho a la vida
nos dice nuestra Constitución.
Qué bien suena esa frase repetida
en los discursos de algún santón.

Nuestra supervivencia es un milagro,
se violan los principios de igualdad,
y aquellos que nos matan lentamente
dicen, cínicamente,
que es pecado abortar.

Los que hacen de la vida una condena
en pro de la vida libran sus batallas
mientras se inventas guerras y cadenas
y sembrando el odio se cuelgan medallas.

Qué pobre es fomentar el nacimiento
si luego al que nace se humilla o se olvida.
La Vida no es vivir como vivimos;
no es sólo permitir nacer y andar;
es proteger y amar a los nacidos:
no hacerlos ni soldados ni cautivos
de los intereses de la sociedad.



Mi padre recogiendo el Premio Cádiz por el pasodoble "Hoy quiero ser tu guía"





Pasodoble 5
Mi padre y Juan Casal, un antiguo compañero de la Radio

No creas que la he tomado contigo
si de ti hablo en Carnaval.
Recuerda que yo he sido un fiel testigo
de tus proyectos de libertad.

En tus quimeras puse mi esperanza
y en una urna eché toda mi fe;
recuerda que yo sigo en mi vereda,
si cambiaste de acera
tú ya sabrás por qué.

Seguimos siendo el culo de una Europa
que no necesita de nuestras miserias.
De qué nos sirve presumir de tropas
si de gente en paro esto es una feria.

Nuestra cultura sigue por los suelos
y no hemos bajado del furgón de cola.
En el futuro ya no hay confianza
de tus promesas qué se va a esperar.
Vivimos rodeados de amenazas
y estás tratando con una alianza
para convertirnos en un arsenal.



Pasodoble 6

Querido Ronald Reagan, hoy te escribo
para expresarte mi gratitud.
Quien no agradece es que no es bien nacido
y yo no olvido lo que haces tú.

Los presidentes que te precedieron
desde que tengo uso de razón
por nuestra tierra siempre demostraron,
y a ti te lo enseñaron,
su gran predilección.

Cómo olvidar las tardes escolares
con la leche en polvo y el taco de queso.
En Rota hay tomates nucleares
pero, a cambio, España hoy tiene progreso.

Tú enseñas quiénes son los enemigos
y vendes las armas para combatirlos.
Puedes mandarnos tanques y cañones
que toda ayuda se agradecerá.
España necesita tus neutrones
para que presumamos de matones
y así consigamos la felicidad.
Mi padre recogiendo el premio al mejor libreto



 [1] El Regulador era una carnicería que había en el Mercado Central y que servía para regular el precio de las demás carnicerías.



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